lunes, 7 de mayo de 2012

Tengo una historia que contar






Prólogo

                Orlando es un personalísimo pintor, con obra prolija, llena de poesía, de misterios y de emo­ciones, al que referencié como un gran artista. Des­pués he comprobado que además es un gran hom­bre, íntegro, que sigue su vocación con ahínco; sen­sible, altruista y compasivo,  como queda patente en la dedicatoria de esta su “opera prima” literaria, dice Orlando en ella: “Dedico este libro /a mis hijos /a mis padres que Dios tenga en su gloria/ y a toda la humanidad”. Aquí está dicho todo. Estas palabras no precisan otra glosa. Esta es la personalidad del autor. Estos son sus valores y sus poderes de huma­nista contemporáneo.

                              Orlando Arias es, como se ve, un espíritu cosmopolita y además un soñador. Al igual que en su pintura, en “Los sueños de Alejandro y de Isabel, el despertar de un nuevo amanecer” el autor se expresa en un meta-realismo, que supera la memoria de los sueños, para introducirse en los espacios de la fantasía.

               La historia que cuenta en su libro, en parte crónica de un tiempo y de una sociedad, tiene sus raíces, no solo en el Valle de donde es oriundo, sino también, como él dice, “en el influjo que los ances­tros ejercen sobre el alma de cada uno”, ya que, en efecto, su narración es muy propia de aquellos paí­ses andinos, en los que transcurrió su infancia y sus primeras impresiones vitales, de las que toda per­sona es feudataria.   

               En la obra de Orlando Arias, como en su pintura, aparecen los colores que dan vida a un ri­quísimo mundo cromático, alimentado permanen­temente por la realidad folklórica y popular de su país.

               J.L. Montané ha definido a este pintor como un “metafísico” y lo es, digo yo, porque su visión de los actos reales abarca a lo que trasciende de la evidencia, para plasmarlo en su pintura con “una mirada del más allá”, que es lo mismo que hace en su literatura. Pero Orlando Arias es además y sobre todo un altruista, que ama a sus próximos y a sus lejanos. A su prójimo, a sus hermanos. A la Humanidad. La compasión es su virtud relevante. Iluminado por ella ha concebido la historia que da contenido a su libro y la ha plasmado con el arre­bato que da la pasión.  Es una crónica apasionada del quehacer de dos seres entregados a hacer el bien y ha impedir el mal que la injusticia supone

               La historia tiene dos protagonistas: Isabel y Alejandro, que son jueces y partes del devenir vital de un pueblo llano y laborioso…y también explotado. Isabel nace en un innominado pueblo, en casa humilde, y es adoptada, en contra de la voluntad de su madre, por la familia más rica y poderosa de la comunidad. Esta circunstancia será conocida más adelante por Isabel, lo que constituirá un elemento importante para el fortalecimiento  de su natural rebeldía ante la injusticia.

               El niño Alejandro llega al pueblo con su familia campesina y conoce muy tempranamente a Isabel. Desde entonces sus vidas quedan inexorablemente unidas. El amor que nace entre ellos, ya en la adolescencia fructifica, tras el matrimonio, en el pequeño Miguel, depositario de la historia, en la que Alejando e Isabel, sus padres, son los protagonistas. Historia que se trasmite por generaciones hasta llegar al tataranieto de los protagonistas.

               A Isabel, poseedora de una energía incontenible, la domina y espolea el ardor y el dolor de la injusticia. Sentimiento en el que es acompañada por su Alejandro, que comparte con ella la conmiseración hacia los pobres y oprimidos.

               Con esta vocación arrolladora, Isabel inevitablemente se convierte en una líder popular y termina por crear un partido político, con el que concurre a las elecciones. Una vez ganadas, inicia toda una serie de reformas sociales y económicas que, inevitablemente despiertan el odio de los poderosos, por lo que finalmente, amenazada de muerte, se ve obligada a abandonar. No se rinde, no renuncia Isabel a su sueño quimérico de su personal utopía, simplemente aplaza su consecución cuando dice: “nuestra labor de hoy será centrarnos más en la educación de los niños, ellos están llamados a cambiar el mundo”.

               Alejandro, en sus oníricas ensoñaciones, ha de ser, cual caballero artúrico, el rescatador y salvador de su señora Isabel y la lleva, al final de sus sueños, guiado por la Nereida, a alcanzarle el triunfo, cuando: “el padre de Nereida colocaba la corona en la cabeza de Isabel, los asistentes se pusieron de pie y aplaudían a Isabel, como Reina del Mar”.

               Esta novela se desenvuelve entre el natu­ralismo de la experiencia más escueto y la fantasía más exuberante, que va desde, (sigamos a Italo Cal­vino), lo fantástico visionario a lo fantástico mental, no despreciando la ciencia ficción, por dos vías que se entrecruzan en el transcurso de la peripecia del relato y que es explicada mediante el monólogo continuado de un narrador omnisciente. Finalmente la narración toma un sesgo sorprendente, que de alguna forma nos remite al universo kafkiano, de cuyo espíritu está impregnada toda la obra, al unir lo fantástico y lo verdadero en una acción proyec­tada a un futuro nebuloso.

               Son muchos los personajes, tanto reales como oníricos. Sin embrago el autor prescinde de cualquier diálogo interpersonal. El único diálogo existente es el que el autor establece con el lector al que dirige sus palabras y pensamientos.

               La obra recoge las utopías que de un humanismo radical y fabiano, puro e ingenuo, en el que se desgranan los paradigmas de una sociedad, en la que la injusticia es doblegada por el tesón de quienes hacen de la justicia su arma y armadura contra el poder y el egoísmo.

               La lectura y la comprensión del texto son inmediatas, sin complicaciones estilísticas, que pu­dieren difuminar y entorpecer el discernimiento del mensaje y el autor lo consigue mediante el empleo de un léxico directo y sencillo. También aquí se pueden establecer algunas concomitancias con la obra kafkiana, ya que, “mutantis mutandis”, con­forme señala el ensayista y crítico de la obra de Kafka, Tomás Barna: “Su prosa no se distorsiona jamás. Hay una lógica, una naturalidad, un razona­miento tan claro y veraz en los acontecimientos reales o imaginarios que presenta…que torna lo aparentemente más delirante y absurdo en verdad irrefutable”.  Y es que, “mutatis mutandis”, todo eso se puede predicar de la prosa y de la literatura que Orlando Arias desarrolla en esta su “opera prima”.

               El relato, siguiendo un proceso diacrónico, está compuesto por un caleidoscopio de escenas que explican las historias de los dos protagonistas, Isabel y Alejandro, a los que las circunstancias unen y así continúan hasta más allá del fin de la narración, que está plena de inocencia.

               La peripecia de Isabel está narrada en un estilo radicalmente realista, naturalista, en el que no se ahorran los detalles de la crueldad, a los que puede llegar el egoísmo de los poderosos, en su relación con sus semejantes, según la experiencia nos demuestra día a día y podemos constatar, si nos mantenemos atentos al clamor de los oprimidos.

               Alejandro es coprotagonista de la historia de Isabel, pero al mismo tiempo es protagonista de la historia que en los sueños tiene, en los que aparece como caballero de Camelot valedor y salvador de Isabel, a la que acechan peligros innúmeros e inimaginables. Solo imaginables en el mundo onírico en el que el protagonista se desenvuelve. El autor, en la narración de estos sueños, usa todo tipo de recursos literarios, que van desde los que Lewis Carrol empleó en el país maravilloso de Alicia, pasando por los que J.R.R. Tolkien desarrolló para su Señor de los Anillo, hasta los que la también británica J.K. Rowling manejó para explicar las peripecias de su niño-mago, Harry Potter.

               Así como la historia de Isabel es una imagen fiel de los acontecimientos reales que componen  su entramado, los sueños de Alejandro constituyen una gran metáfora con la que el autor describe la lucha por conseguir los ideales del protagonista entre los que destaca su afán por salvar y proteger a su señora. La narración puede leerse de corrido, siguiendo su discurrir cronológico, o puede leerse abriendo el libro por cualquier capítulo, pues que cada uno de ellos constituyen de por si un relato en el que se da, según la preceptiva clásica: Un planteamiento, un nudo y un desenlace.

               Orlando Arias, el autor, es sin duda, un hombre de convicciones que vuelca en su relato y si bien es cierto que, como decía Ortega y Gasset “nuestras convicciones más arraigadas son las más sospechosas, porque constituyen nuestros límites, nuestros confines, nuestra prisión”, no es menos cierto que, como afirmó el poeta alemán Heine, sólo aquellos que tienen convicciones son capaces de concebir y edificar bellas y poderosas catedrales góticas. Pero como dice el ya citado ensayista Tomás Barna: “La riqueza de la obra literaria nos confirma también,, que los símbolos denominados “universales” no son la materia esencial de la creación artística, puesto que - en sí mismos – son elementos estériles. Sólo cuando se hallan animados de una experiencia personal y adquieren la vibración que emana de los sentidos, logrando crear atmósferas en la que se entremezclan la ambigüedad y la sugerencia… los símbolos pueden conmover y emocionar profundamente”. Y este es el caso.

               A esta obra, por tanto, (yo diría, que a toda narrativa), hay que acercarse con actitud meditativa e, incluso, introspectiva, para llegar a descubrir la esencia y el fundamento de toda proposición, sea racional o ideal, que en ella se explicita. Es decir, debemos abordar su lectura con una disposición intelectual abierta a las consecuencias del impacto, inmediato y subsiguiente, que pueda producirnos, para aprovechar aquello que el texto y el contexto nos propone y vibrar y emocionarnos con ello. Aceptado esto, entiendo, con el autor, que es así como el futuro lector debe acercarse a esta narración, y solo bajo esta óptica, ha de entenderse la advertencia que nos hace en la Introducción a la narración, cuando escribe: “hay que leerla con mente abierta, receptiva, sin prejuicios de ninguna clase, desprovisto de todo interés personal y hacer volar a nuestra imaginación, para capturar la magia y los misterios que encierra el Universo”.

Amén, digo yo.
Benito de Diego González


Capítulo 1
Nacimiento de Isabel





 
               El pequeño Alejandro cuando buscaba unos juguetes en el viejo baúl que se encontraba en el sótano de la cabaña, vio unas fotografías llamándole la atención una de ellas, inmediatamente fue en busca de su abuelo para preguntarle quiénes eran, él al verla dijo son mis abuelos Isabel y Alejandro, antes de la catástrofe de este planeta lucharon contra la injusticia y daban fórmulas para lograr un cambio social de la humanidad. Isabel desde muy pequeña sintió el drama humano cuando vio en las calles niños mendigando, junto con Alejandro y varios benefactores entre ellos su padrino José Luis, crearon una fundación para atender a estos niños desprotegidos. Más tarde mientras estudiaban en la Universidad, indignados ante tanta corrupción y malas políticas que habían generado una crisis financiera en el mundo, decidieron estudiar las causas que la originaron, llegando a la conclusión que toda crisis estaba hecha a propósito por las grandes fortunas, con el fin de quitarse de en medio a pequeñas y medianas industrias que significaban un estorbo a sus intereses. Aprovechando su poder económico, social y político se apoderaban  de los gobiernos, quitaban y ponían presidentes a su antojo quienes dictaban leyes a favor de estos, sin importarles la suerte que corrían los más desfavorecidos y con teorías falsas manipulaban sus mentes para mantenerlos en la ignorancia y fueran presas fáciles a su servicio.

               Ella movida por el dolor ajeno, con sus discursos llamaba a la reflexión, les decía a los que poseían mayor fortuna, que con su forma de actuar, solo estaban consiguiendo llevar a la destrucción total del planeta tierra, donde sucumbirán víctimas de sus propias obras, también llamaba a la reflexión a todo el pueblo, diciéndoles que si querían un cambio social de la humanidad, deberían comenzar a trabajar consigo mismo, despojarse de todo elemento inhumano que llevara dentro, si de verdad aspiraban a una vida mejor.

               Antes de la catástrofe de este planeta, existían dos tipos de partidos, los de  derecha que favorecían a los que tenían más dinero y los de izquierda, se decían ser socialistas, sin embargo, terminaban siempre a favor de estos señores. Isabel afirmaba que ninguno de estos partidos podía solucionar los problemas que aquejaban a la sociedad porque eran simples marionetas al servicio del sistema que habían creado, con el fin de explotar y esclavizar a la inmensa mayoría de personas, con medios fraudulentos se apoderaban de la economía mundial, motivo por el cual creó un partido de tipo humanista concebido en una sociedad sin clases sociales, solo así era posible conquistar la libertad, la paz y el amor que tanto anhelaba para su pueblo ya que existiendo pobres y ricos, habría siempre explotación, hambre, miseria, guerras,  si realmente pretendían  un paraíso en la tierra, tenían que escuchar a Isabel, porque era la conciencia del pueblo.

               Mientras pasaba todo esto en la vida cotidiana de ambos, paralelamente en sus sueños adquirían experiencias que les ayudarían a cumplir sus objetivos, que era establecer entre sus habitantes una convivencia más justa y humana, ella en sus sueños visitaba un planeta donde la ciencia y la sociedad era mucho más avanzada que la nuestra, en cambio él en sus sueños, Nereida la hija del mar al ver que la contaminación ponía en peligro la extinción de todas las especies que viven dentro del mar, le encomendó la misión de rescatar a Isabel que se encontraba prisionera en lo más alto de la montaña, para lograrlo, debía luchar con innumerables bestias que se hallaban a lo largo de su camino, ella una vez libre ocuparía su trono como reina del mar.

               El pequeño Alejandro muy emocionado quería que le contara la historia de sus tatarabuelos, el abuelo accedió, sacó un libro que escribió narrando la vida de ellos y le pidió que terminara de desayunar, luego salieron a la playa, caminaron por la orilla del mar, llegando a unas rocas se sentaron sobre estas, abrió el libro en la primera página y leyó la advertencia que hacía para comprender mejor su contenido: “Para entender esta novela, hay que poner en juicio nuestra conducta, leerla con mente abierta, receptiva, sin prejuicios de ninguna clase, desprovista de todo interés personal y hacer volar nuestra imaginación para capturar la magia y los misterios que encierra el Universo”. A continuación se ubicó en el primer capítulo y comenzó a leer:

               Amanecía, todo el pueblo engalanado con flores y serpentinas estaba de fiesta, en una de las habitaciones de la casa de Samuel, nacía su hija Isabel, al ritmo de tambores y comparsas se escuchaba el llanto de quien más tarde ocuparía su trono como reina del mar, ahora solo era una gota de agua pura y transparente, a su alrededor todo era tranquilidad, el bullicio de la gente apenas se escuchaba a lo lejos, de pronto interrumpieron unos hombres encapuchados y empleando la violencia obligaron a la madre a entregarles a la niña, en ese momento sentía que le robaban un pedazo de su alma, fue tanta la desesperación que cayó inconsciente al suelo.

          Pasaron los años y la madre de nombre Raquel ya no era la misma, todavía sufría por la ausencia de su hija, mientras en un pueblo distante, ella crecía en una familia que poseía grandes riquezas, se había convertido en una niña hermosa y radiante, por donde pasaba acaparaba las miradas de propios y extraños, llamaba la atención por sus movimientos, porque daba la sensación que caminaba por el aire y a cada paso, el viento como una ola, ondeaba su larga cabellera. 




Capítulo 2
Primer encuentro de Alejandro con Isabel






               Un día llegó al pueblo una familia campesina, Alejandro el más pequeño, tropezó con Isabel y ambos cayeron al suelo, él sintió que se le venía encima el mar y corrió a los brazos de su padre, volteó la cabeza y vio a ella levantarse como si nada hubiese pasado y marcharse en dirección a su casa, a partir de entonces soñaba con Isabel todas las noches, siempre a orillas del mar, seguía sus pasos huella tras huella, solo escuchaban el venir de las olas y el palpitar de sus corazones, después de caminar por la arena se sentaron en una roca y observaban las estrellas, él le decía que le gustaría tener una de esas estrellas, la pondría en una caja de cristal, ella le contestó que ya poseía una en su corazón, por eso palpita y nos da vida, Alejandro para comprobar si era cierto, se puso la mano en el pecho y exclamó, claro, ¡tengo un mundo por descubrir!, dicho esto se despertó, miró a su alrededor y se dio cuenta, que solo era un sueño.


               A medio día salió al patio, se sentó en la grada y se puso a pensar en la nada, así mismo se decía, si no existieran las estrellas, los planetas ni nosotros; tra­taba de no sentir su cuerpo, de pronto su mente se parecía al mar, observaba el movi­miento de sus pensamientos como las olas que gol­pean la arena, luego poco a poco venía la calma y se veía ser una gota de agua tranquila y serena. Después de varios minutos en la tierra y una eternidad en el océano, volvió en sí, su madre salió a su encuentro, le puso la mano sobre su cabeza, como estaba caliente por el sol, le tomó del brazo y lo llevó a su habitación, durante la tarde trataba de saber qué le había pasado desde el momento que tropezó con ella, ya no era el mismo, travieso y juguetón, no podía entender por qué le venían a la mente imágenes del mar y con cada ola sentía estremecer su alma, todos los días espe­raba con ansias que llegara la noche para poderla ver en su mundo astral, sabía que sus encuentros se estaban convirtiendo en un ritual, una necesidad vital, en cambio en el mundo terrenal apenas se veían de lejos, la diferencia social de sus familias se lo im­pedían, a él no le importaba, le era suficiente soñar con Isabel.





Capítulo 3
Nereida encomienda a Alejandro rescatar a Isabel





               En uno de los sueños de Alejandro, a la hora de la cita, ella no llegaba, tenía miedo de encontrarse solo, hasta que apareció Nereida la hija del mar, le dijo que Isabel estaba prisionera en lo más alto de una montaña y que él era el único que podía rescatarla, le pidió que la siguiera para mostrarle el camino que conduce a dicha montaña, él siguió sus pasos y cuando esta comenzó a introducirse dentro del mar, tuvo mucho miedo, ella le puso su mano en sus ojos logrando tranquilizarlo, una vez dentro del mar, se maravillaba con todo lo que veía, no existían palabras para describirlo, sentía explotar su corazón de emoción, se daba cuenta, que descubría un nuevo mundo más allá de sus pensamientos, más allá de sus sentidos y decía, ¡cómo es posible vivir ciego en la tierra sin saber que existen lugares como este!, si pudiera vivir aquí sería inmensamente feliz, Nereida al oír esto le replicó, el que verdaderamente es feliz, lo es en todas partes.


               El viaje al fondo del mar era una experiencia mágica que jamás olvidaría Alejandro, siguieron por un pasillo rocoso que conectaba a un pequeño lago por donde salieron a un campo descubierto, él no salía de su asombro y se preguntaba, ¿cómo era posible que en el fondo del mar hubiese paisajes parecidos al de la superficie terrestre?, será que estoy soñando, Nereida captaba lo que pensaba y le dijo, estás soñando dentro tus sueños, entonces le preguntó ¿cómo es posible esto?, ella le respondió, el mundo al que perteneces no es todo, es solo la parte exterior de lo real, lo esencial no lo puedes percibir con tus sentidos físicos, necesitas despertar los del alma, si quieres tener existencia real y pertenecer a estos mundos; en tu cuerpo físico está la materia prima que debes esculpir en otras semejantes a ella, ya no solo serás una gota de agua, sino el océano mismo, dicho esto en ese instante atravesaban un bosque de árboles gigantes, de entre las ramas eran observados por unos seres diminutos de cuerpo etéreo y luminoso, quienes extendían sus brazos al infinito, también solían sumergirse en aguas profundas y danzar dentro del fuego, nada les hacía daño, eran amos y señores de la naturaleza, la felicidad personificada. A cada paso que daban, él notaba que adquiría mayor fuerza, después de caminar durante varias horas, llegaron a orillas de un río caudaloso, para liberar a Isabel le explicaba la hija del mar, primero tendrás que andar en contra de la corriente del río hasta encontrar el camino que conduce a la montaña, dicho esto le entregó una espada, le dio la espalda y se perdió en medio del bosque.


Capítulo 4
Primer combate de Alejandro



               Alejandro se encontraba solo, no sentía miedo, estaba dispuesto a todo para rescatar a Isabel, sabía que ella era una parte de él y más que nunca decidido a recuperarla, cuando dio el primer paso para introducirse dentro del río, escuchó un estruendoso ruido, vio cómo la tierra se abría para dar paso a un enorme árbol, cuyas ramas le golpeaban impidiendo que siguiera su camino, él desenfundó su espada y arremetió contra su adversario cortándole rama por rama, en el instante que el filo de su espada atravesó la savia del tronco, este cayó desplomado al suelo, para continuar río arriba tenía que recuperar fuerzas, se sentó y apoyó su espalda en una roca, poco a poco se fue durmiendo y en el mundo físico su madre le despertó, a la hora y media salía con su padre y sus dos hermanos mayores, al sembradío de papas que se hallaba a siete kilómetros de distancia, tuvieron que utilizar dos caballos para el viaje por senderos estrechos, en el trayecto José el hermano mayor comenzó a golpear al caballo para que corriera más deprisa, al sentir miedo se agarró de la rama de un árbol y quedó suspendido en el aire, en cambio, Alejandro que iba montado en el mismo caballo cayó al suelo y empezó a rodar en dirección a un precipicio demasiado profundo, a escasos metros del borde alcanzó a sujetarse de un arbusto, Vicente su padre desesperado corrió a su encuentro, extendió sus manos consiguiendo cogerlo de los brazos y transportarle hacia el camino, así pudo salvarle a tiempo, antes de que el arbusto se desprendiera de la tierra por completo, el padre le reprendió a José y le dijo que no cometiera otra imprudencia, Alejandro en voz baja agradeció a Nereida por salvarle la vida prometiéndole liberar a Isabel.

               Después de llenar dos sacos de la cosecha de papas, lo pusieron sobre el lomo de los caballos, se dirigieron a la carretera para regresar a casa, ellos iban a pie, a mitad del trayecto comenzó a llover, tuvieron que resguardarse en una pequeña cueva, cogieron del suelo ramas secas y prendieron fuego, Vicente cavó un agujero donde colocó primero el carbón que ya estaba al rojo vivo, encima un recipiente de aluminio con veinte papas, lo tapó y lo cubrió con tierra, una vez cocinadas se las comieron, el cielo parecía estar muy enojado, caían rayos hasta que se hizo de noche, no tuvieron más remedio que esperar que amaneciera para continuar el viaje. Durante la noche Alejandro fuera de su cuerpo físico se transportó al mismo sitio que se puso a descansar, fue grande su sorpresa al ver que el árbol que le atacó estaba nuevamente de pie, dispuesto a impedir que llegara a la cima de la montaña, entonces desenvainó su espada y tras un intenso combate comenzó a cortar las ramas y clavarle en el tronco atravesando la savia, este cayó fulminado al suelo, para asegurase que no volviera a renacer le prendió fuego, mientras se consumía por las llamas, se dio cuenta, que no era un árbol, sino un animal en forma de árbol.


               Luego de un breve descanso, se metió al río y avanzó en contra de la corriente, tenía que hacer el máximo esfuerzo para no ser arrastrado río abajo, cada vez que tropezaba se aferraba a una roca cercana, después de recorrer dos kilómetros sentía que le flaqueaban las piernas, de pronto despertó sobresaltado porque a escasos metros de la cueva había caído un rayo, ya no pudo dormir, más bien se puso a recordar todo lo vivido en sus sueños, al amanecer prosiguieron camino al pueblo.


Capítulo 5
Una gran misión



               Cuando llegaron al pueblo y pasaban frente a la casa de Isabel, Alejandro tenía muchas ganas de verla para saber cómo se encontraba, ya que en sus sueños estaba presa en un agujero debajo de la tierra en la cima de la montaña, custodiada por miles de serpientes venenosas, motivo por el cual no podía salir ni para mirar la luz del día.

   Una vez en casa después de bañarse y alimentarse, salió con su hermano Marcos, se dirigieron al parque para reunirse con unos amigos donde había un pequeño espacio con una portería, durante el juego, el balón fue a dar al otro lado de la calle, Alejandro se apresuró a recogerlo, tuvo que sortear el paso de los automóviles para no ser atropellado, al cruzar la vía, grande fue su sorpresa de ver a Isabel con el balón en la mano dispuesta a entregárselo, en el momento de recibirlo le dijo que no se preocupara que está en camino su rescate, ella le contestó que no sabía de qué le hablaba, le dio la espalda y se alejó. él dejó de jugar, se sentó en un banco del parque y trataba de entender por qué Isabel ignoraba todo lo que le pasaba en sus sueños, puesto que era tan real como si lo viviera en carne propia, totalmente desilusionado regresó a su casa y ya no continuó con la tarea de rescatarla. Así pasó el tiempo, cumplía catorce años, sus padres le hicieron una fiesta, invitaron a sus amigos más cercanos, entre los asistentes había una dama a la que no conocía, pensaba que vino con alguno de los invitados, al aproximarse para mirarla más de cerca, sintió que el mar le abrazaba y las olas acariciaban su rostro, al situarse frente a ella vio que se evaporaba gota tras gota hasta desaparecer, se dio cuenta, que era Nereida, comprendió que debía acudir a la orilla del mar donde se encontraba con Isabel; esa misma noche, una vez que salió de su cuerpo físico, fue directamente a dicha zona, caminó por encima de las huellas que todavía estaban marcadas en la arena, se sentó en una roca y en completa tranquilidad contemplaba el ir y venir de las olas, suavemente como el murmullo de las aguas y el silbido del viento, comenzó a escuchar una voz diciéndole que Isabel corre peligro y si muere, los mares y los ríos se secarán, dicho esto Nereida emergió del mar y nuevamente le condujo al lugar que lo dejó hace dos años atrás, tenía la impresión que en el mundo de sus sueños el tiempo no ha transcurrido, el recorrido río arriba le fue fácil llegar al sitio que dejó la última vez, la corriente del agua se desplazaba con mayor fuerza, entonces volvió a la lucha más decidido, porque ahora entendía que sobre su espalda pesaba una gran misión.


               Los golpes de la corriente de agua dejaban marcas en su piel, al recorrer cinco kilómetros escuchó que más arriba arrastraba piedras de todo tamaño, para que no le arrastrasen a él también, empezó a buscar un espacio entre las rocas enormes, al tocar una de estas, se abrió un orificio y cayó por un túnel dentro de la tierra, debajo del río, cuando se levantó vio muchas entradas y salidas, no sabía qué dirección tomar, al poco rato escuchaba que alguien le decía que no temiera que solo se dejara llevar por los sentidos de sus pies, es así cómo salió mucho más arriba y prosiguió la marcha, en cada paso que daba notaba que la fuerza del agua disminuía, llegó a un sitio donde todo era tranquilidad, solo se escuchaba el respirar de la naturaleza y el suspiro de un arroyo, el camino que buscaba lo tenía enfrente,  en el momento de salir del río,  sintió que le  cogían del pie, sacó su espada y arremetió contra la mano que le arrastraba, despertó con sobresalto, vio a su hermano José que le estiraba los pies para despertarlo. Después de bañarse y desayunar en familia, salió rumbo al mercado, al pasar por la escuela, Alejandro sintió nostalgia recordando los años que asistió en su pueblo natal siendo más pequeño, en cuyas aulas aprendió a leer y escribir, ahora no asistía a clases porque ayudaba a su padre en la venta de los productos que cosechaban, también compraban otros, como hortalizas, verduras, legumbres y frutas para revenderlos, para ello viajaban por distintos pueblos cercanos, una vez en el mercado, tomó nota de los pedidos que le hacían los vendedores, al salir vio caer a una señora al suelo, corrió en su ayuda, la levantó y le dio su pañuelo para cubrirse la herida que se hizo en la frente, al mirarle a los ojos le preguntó por qué estaba triste, la señora le respondió, que la tristeza acabará con ella si no encuentra a su hija, además le decía que lloró tanto, que sus lágrimas fueron al mar, dicho esto, Raquel con mucha ternura puso su mano sobre la cabeza de Alejandro, le agradeció el gesto que tuvo con ella y se despidió con una sonrisa en los labios, luego con su padre y su hermano José se dirigieron a la parada del autobús para viajar por algunos pueblos y comprar los encargos que le habían hecho, mientras que Marcos y su madre regresaron a casa con las compras hechas.


Capítulo 6
El planeta que sueña Isabel



               Ramón el padre adoptivo de Isabel, recibía en su casa a un alto funcionario del gobierno, para entregarle una importante suma de dinero a cambio de recibir beneficios para su empresa, que se dedicaba a elaborar derivados lácteos, es así cómo acaparaba la venta de sus productos, ella ajena a todo esto, disfrutaba de las comodidades en medio del lujo donde habitaba. Todas las noches en sus sueños se trasladaba a un planeta fuera de nuestro sistema solar, cuyos habitantes vivían en paz y armonía, poseían una ciencia muy avanzada, no tenían fronteras puesto que era una sola nación, tampoco usaban dinero, por tanto, no existían bancos, ni partidos políticos, no los necesitaban, elegían al más sabio en conocimiento y con mucha bondad en su corazón, a pesar de su corta edad asimilaba sus vivencias en este planeta, al despertar se acordaba de cada detalle, cada palabra y se comunicaba con ellos porque había aprendido su lengua, su estatura media era de dos metros, podían cambiar el color de su piel o ponerla transparente como si estuvieran hechos de agua; sus viviendas eran al mismo tiempo, naves de forma esférica y ovalada como un huevo, se encontraban en cualquier sitio, en la superficie, en el aire, en el mar, dentro del mar. En sus bases interplanetarias, Isabel a veces solía ver llegar a hombrecitos de treinta centímetros y a gigantes de cinco metros de estatura. Las ciudades eran construidas con mucho arte, por doquier se apreciaban edificios que parecían esculturas en movimiento, proyectaban en el espacio como si fueran lienzos tetra dimensionales, obras de gran tamaño y de múltiples colores. Desde muy pequeños eran educados e instruidos de manera individual y especial, desarrollaban sus capacidades creativas de acuerdo con las habilidades que demostraban tener. No existían lo mío ni lo tuyo, todos disponían de todo lo que  producían. Isabel no comentaba nada a nadie de sus sueños, porque sabía que no la entenderían, su mundo era algo único que solo ella comprendía, al despertar, inmediatamente hacía una retrospección de todo lo soñado y lo anotaba en su diario.

Capítulo 7
Nuestra verdadera naturaleza



               Alejandro, su padre y su hermano José, llegaban a casa con todo lo comprado, ya eran pasadas las ocho de la noche, comieron unos asados de ternera con papas y ensalada de verduras, se dieron una ducha y cada uno se metió en su cama, estaban  tan cansados, que solo les apetecía dormir. Al poco tiempo su cuerpo se adormecía, comenzó a flotar transportándose al mismo sitio a punto de salir del río, vio una sombra que se aproximaba y se detuvo justo en la orilla del río, le extendió la mano para ayudarle a salir, era Nereida, traía consigo un collar con una estrella de cinco puntas, se la puso en el cuello diciéndole que esa estrella le protegería de toda fuerza que intente impedir que llegue a la cima de la montaña y será decisivo para liberar a Isabel, entonces se sintió con más valor y prosiguió su camino, mientras que la hija del mar se fraccionaba en gotas de agua y el viento la dispersó por el aire, golpeando su rostro, ahora más que nunca con paso firme continuó la marcha.


                En su trayecto veía todo tipo de criaturas vivientes, pequeñas mariposas con cuerpo humano o pequeños cuerpos humanos con alas de mariposas, al fin eran lo mismo, a lo largo del camino pequeñas entidades en forma de seres humanos que irradiaban luz, salían y entraban en las plantas, al verlas se le ocurrió preguntarles quiénes eran, una de ellas respondió, somos Natura el que da vida a las plantas y otra añadió, elaboramos toda clase de sustancias, unas medicinales y otras alimenticias, Alejandro no salía de su asombro, en cada paso que daba, empezaba a ver la vida desde otra perspectiva, más real, con contenido, sustancial, aprendía a captar lo esencial de la vida, para qué venimos a la existencia, comprendía que tenemos que librar múltiples batallas contra nosotros mismos, que lo exterior es un espejo donde debemos mirarnos para saber de verdad quiénes somos, de qué estamos hechos, qué nos pertenece, ya que todo lo demás solo servirá para amargarnos la vida, porque es del tiempo, en cambio, nuestra verdadera naturaleza no tuvo un principio, por tanto, no tendrá un fin, así con cada aprendizaje, comprobaba que sabía menos, que la sabiduría no tiene límites, era algo mágico lo que experimentaba, era abrir de un momento a otro los ojos y darse cuenta, que vivimos ciegos, de una manera equivocada con ansias de poder que al final se convierte en nuestra propia tragedia.



Capítulo 9
Cárcel psicológica


               Alithor, estaba pendiente de Isabel, podía captar sus pensamientos y era el encargado de instruirla en el arte de vivir y no tendría mucho trabajo porque ella era una persona con muchas ganas de investigar todo lo relacionado con la naturaleza. Se preguntaba por qué los habitantes de la tierra sufren, por qué son violentos, si se puede vivir en paz y ser felices, sabía muy bien que primero debía crecer como persona, desarrollar todas sus capacidades cognitivas y afectivas para luego transmitirlas a sus semejantes, lo qué ignoraba era los obstáculos que encontraría en su camino y aun peor, que el mundo entero se le vendría encima, puesto que a nadie le gusta que le digan lo que tiene que hacer, están conformes con su estilo de vida, tienen pereza de reflexionar para hacer cualquier cambio en su forma de vivir. Alithor conocía muy bien que este trabajo requiere de muchos sacrificios, voluntad férrea y sobre todo perseverancia, entonces se propuso asistirla en cada tropiezo que tuviera, ella para lograr este objetivo, tendría que sentir amor infinito por sus semejantes, para que pueda levantarse y no abandonar el trabajo por una o más caídas, por eso Alithor le decía que si la fe mueve montañas, con amor moverás el Universo.

               Isabel percibía un gran regocijo en su corazón, con esta experiencia que acababa de vivir, veía como las vendas que cubren sus ojos caían una a una. A medida que comprendía el motivo de su existencia y el porqué de tantas desdichas, se daba cuenta, que todos nuestros males se deben a nuestra ignorancia y cada triunfo era desprender un eslabón de la larga cadena que la tenía aprisionada en su cárcel psicológica, se despertó con gran alegría, en la calle sentía ganas de hablar con toda la gente, cuando Alejandro pasaba por su lado, se aproximó para abrazarlo, quién correspondió pensando que era en gratitud por el trabajo que realizaba por ella en sus sueños, en el instante que chocaron sus miradas, vio en los ojos de él una gran bola de fuego, se estremeció y prosiguió su camino, su alegría se había transformado en tristeza, con esta visión entendió que el planeta Tierra agonizaba por la forma equivocada de vida que llevan sus habitantes, se preguntaba si vale la pena sacrificarse por hacer un mundo mejor, si todo se venía abajo, durante varias semanas se hacía la misma pregunta sin conseguir respuesta, hasta que un día mientras compraba frutas en el mercado, observó a unos niños cogiendo alimentos de la basura, era la primera vez que le tocaba presenciar esta escena, se sintió conmovida ante este hecho, se aproximó a ellos, les obsequió la fruta que había comprado y con lágrimas en los ojos regresó a su casa.


               A la hora de la cena Isabel no tenía apetito, pensando que afuera hay niños que pasan hambre, entonces se atrevió a decirle a su padre, que en su empresa abriera un comedor gratuito para los niños pobres del pueblo que no tienen qué comer, Ramón le contestó que no dispone de tiempo ni dinero para esas cosas, en ese momento sintió una gran decepción de su parte, se lamentaba de vivir con un papá frío, calculador, sin sentimientos, luego se dirigió a su madre y le dijo si ella podía hacer algo, la reacción de su madre fue mirarse las uñas, tocarse el pelo y salir del comedor; ante tal negativa le invadió una tristeza que le partía el alma, se refugió en su habitación tratando de encontrar una respuesta, de cómo es posible vivir con tanta indiferencia, se preguntaba ¿dónde está la grandeza del hombre, si solo hay miseria en sus corazones?, ahora comprendía que aunque todo se viniera abajo, más esfuerzos deberíamos realizar y comenzar a trabajar en nuestro propio universo interior para que sirva de faro a todo aquel que quiera tomar conciencia de su verdadera naturaleza, que no solo es un montón de carne y hueso sino también una inteligencia suprema, donde su verdadera riqueza es la felicidad.



Capítulo 22

Compromiso de boda


 

               Transcurrieron cinco meses, Isabel cumplía dieciocho años y no dejó que pasara ni un segundo más, llamó a Alejandro para decirle que ya tenía confirmado el vuelo de regreso, le dio todos los datos para que fuera al aeropuerto  a esperarla. Durante esos cinco meses, él había asistido a la facultad de medicina, estaba a punto de concluir el primer semestre, ese día salió un poco más temprano de la Universidad para ir a su encuentro, a la hora y media de haber llegado, aterrizaba el avión, veinte minutos después ambos se fundían en un abrazo, él le decía que nada ni nadie les volverá a separar y aprovechó de pedirle matrimonio, lo que más quiero en este mundo es ser tu esposa, trabajaremos y estudiaremos añadió Alejandro, ella le manifestó que vivirá con su tía mientras resuelven dónde habitarán estando casados, a continuación se dirigieron a su casa donde le presentó a él diciéndole que es su prometido y que muy pronto piensan casarse, Mercedes al ver su vestimenta, se dio cuenta por qué actuó de esa manera su hermano y les aconsejó que deberían tomarse con más calma sin precipitarse, que el matrimonio es un asunto muy serio, a lo cual ella respondió que en Alejandro se veía ella misma, hay una fuerza que nos une, puesto que tenemos los mismos sentimientos y los mismos ideales por conquistar, él añadió, que si don Ramón cree que estoy con su hija por su fortuna, muy bien puede desheredarla, porque nuestro único tesoro es la felicidad y esta no se compra con dinero. Mercedes conmovida por lo que escuchaba, les ofreció su ayuda, que contaran con ella para lo que fuera, que es muy bonito ver a una pareja que defiendan su amor a capa y espada, luego les preparó una tortilla para que comieran, siguieron platicando unas horas más, él debía marcharse, tenía que terminar de hacer  unas tareas sobre osteología. Por la noche Isabel llamó a su casa para avisarles, que estaba en la capital donde su tía, contestó su madre al teléfono, se saludaron y ella le preguntó por qué la había dejado en Miami y regresó sin avisarle, esta le respondió que solo se limitó a obedecer lo que su padre le encomendó, pero será mejor que hablemos de esto personalmente en cuanto vengas a casa, ella le anticipó que no piensa volver, que está muy molesta de lo sucedido, entonces Inés decidió viajar al día siguiente.


               Una vez en la capital le decía a su hija, que su padre solo desea lo mejor para ella, a lo cual preguntó, ¿qué es lo mejor para mí?, tu bienestar contestó su madre y que te cases con un hombre de tus mismas condiciones sociales, así podrás exigir todas las comodidades a las que estás acostumbrada a vivir, ¿aunque no seas feliz? replicó ella, Inés sin saber que contestar, comenzó a explicarle que ella todavía no tenía la edad suficiente ni la experiencia para entender muchas cosas, siendo jóvenes lo que soñamos es muy distinto a la realidad, Isabel respondió que no es tan diferente, lo que pasa es que los mayores dejan de soñar y hacen que la realidad sea contraria a los sueños de su juventud, así es cómo truncan sus ideales, dime mamá ¿eres feliz con mi padre?, Inés nuevamente no supo que responder, al darse cuenta, que su hija ya no era una niña y que había madurado lo suficiente, la tomó de las manos y se sinceró con ella diciéndole, no sé en qué momento has crecido y estás segura de ti misma, me alegro mucho por ti, sabes lo que quieres y estás dispuesta a luchar por lo tuyo, en cambio, yo fui cobarde, solo obedecí las órdenes de mis padres, me decían que tu papá era el mejor partido para casarme, ahora te confieso que vivo en una jaula de oro, no puedo tomar decisiones por mí misma, y te diré que no soy feliz con la vida que llevo, madre nunca es tarde para alcanzar la felicidad, no hay que buscarla por fuera, ningún hombre o ninguna mujer por muy buenos que parezcan podrán darnos felicidad, porque tendrán su lado oscuro que puede amargarnos la vida, la felicidad hay que construirla día a día en nuestro mundo interior, con conocimiento, haciéndonos más humanos, las cosas malas que nos pasan son por culpa de nuestra ignorancia, Inés acarició las mejillas de Isabel diciéndole, gracias hija, tus palabras me reconfortan, estaré a tu lado apoyándote, pero considero  que es temprano para que te cases, deberías esperar terminar la carrera que has elegido seguir, si madre, pero mi corazón me dice que tengo que estar a su lado, juntos saldremos adelante, trabajaremos y estudiaremos si es necesario, su madre al ver que tal decisión estaba decidida, le ofreció su ayuda económica, que abriera una cuenta en el banco, que le depositaría mensualmente una determinada cantidad de dinero, lo suficiente para que pudiera alquilar un apartamento y otros gastos adicionales, ella se lo agradeció, además le prometió que le avisaría apenas decidan la fecha de su boda, esta le aconsejó que él fuera a ver a tu padre para pedirle tu mano, aunque se negara, así habrás cumplido con nuestras tradiciones, está bien mamá contestó. Al poco rato llegó Alejandro, quería conocer más de cerca a la madre de su prometida, se puso a conversar con ella, Inés le preguntaba a él, ¿en qué momento se había enamorado de su hija?, desde que era un niño supe que ella ocuparía un lugar importante en mi corazón, ¿y tú, hija?, no sé exactamente, creo que hace poco, te acuerdas que te pedí me ayudaras para alimentar a los niños de la calle, ella contestó que sí, que no era capaz de hacer nada sin la autorización de Ramón, bueno dijo Isabel, desde ese día pensé en Alejandro, sabía que era el único que podía hacer algo por esos niños y logramos crear una fundación con la ayuda de algunas empresas que colaboran económicamente, todavía no puedo creer que mi padre se haya negado cuando se lo pedí. El trabajo que hemos realizado con la fundación es lo que nos ha unido más y eso es lo que nos hace felices, Inés se puso contenta de todo lo que decían, ahora estaba más tranquila porque veía que ambos irradiaban felicidad, les invitó a almorzar en un restaurante cercano a la casa de Mercedes.



Capítulo 26

Dejen que escriba mi historia 
con mi propia sangre


                Entró Ramón a su casa, al ver a Isabel platicar con su madre se puso nervioso, sabía que su hija le esperaba para pedirle explicaciones sobre las decisiones que tomó respecto a ella sin su consentimiento, con mucha serenidad disimuló, sonrió y la abrazó diciéndole bienvenida a casa, ella no dejó que pasara el tiempo y arremetió preguntando por qué la engañó mandándole a Miami para quedarse, él le aseguró que quería darle una sorpresa, era un regalo que lo tenía guardado para que pudiera estudiar en el extranjero y prepararse mejor que en este país, gracias por tus deseos, pero detrás de estas había algo más, ¡no es así papá! exclamó Isabel, Ramón al verse descubierto de sus verdaderas intenciones, argumentó que lo hacía por su bien, que se merecía un mejor novio, a lo cual ella respondió, que no era ninguna niña para no darse cuenta qué es lo que quiere en esta vida, es cierto que uno puede equivocarse, al menos déjenme equivocarme para que pueda aprender y enmendar mis errores, solo así podré crecer en conocimiento a través de las vivencias, dejen que escriba mi historia con mi propia sangre, eso hará que me haga más humana, puedo escuchar los consejos que quieras darme, pero no tomes decisiones que no te pertenecen, en lugar de ayudarme a crecer, lo único que conseguirás es obstaculizar mi desarrollo como persona, Ramón quedó contrariado porque no alcanzaba a comprender el verdadero significado de sus palabras, muy molesto se retiró a su alcoba, su madre le decía, que no se preocupara, que tratará de convencerlo para que aceptara su relación con Alejandro, dicho esto se dieron las buenas noches y se retiraron a sus alcobas.

               Inés no sabía cómo abordar el tema con Ramón, hasta que se le ocurrió preguntarle si es feliz con la vida que lleva, él le contestó, qué más puedo pedir, si dispongo de todo para estar dichoso y contento, una buena empresa, una esposa que me obedece, salimos de viajes, podemos comprar lo que se nos antoje, somos la envidia de este pueblo, a lo cual ella le objetó diciendo, que para él la felicidad se puede comprar con dinero, entonces la gente pobre no tiene derecho a la felicidad, con la voz firme y un poco subida de tono continuó diciendo, mírame bien, llevo en mi cuerpo joyas de gran valor, vestidos de una marca muy prestigiosa, tengo abundante comida, vivo en el chalet más grande y hermoso de toda le región, en cambio, no soy feliz, me siento prisionera entre estas paredes, muchas veces he tenido ganas de salir corriendo, si no lo hice, es porque veía a Isabel siendo niña jugar entre las flores, sus sonrisas alegraban mi alma, ahora cuando ella me habla de Alejandro y de todo lo que hacen por los niños de la calle, veo brillar sus ojos, su rostro se ilumina, la felicidad no entiende de riquezas ni pobrezas, está ahí y no sabemos verla, Ramón haciendo caso omiso a lo que le decía su esposa, se metió a la cama y se tapó completamente con la sábana como si no quisiera oírla más, no aceptaba que nadie le dijera ciertas verdades, estaba encerrado en sus propias creencias, no quería mirar más allá de sus narices, Inés se armó de valor, se acercó más y le descubrió la cara y siguió diciéndole, para qué te sirve el dinero, para comprar a políticos, mantener a tus amantes, pagar a las damas de compañía en tus viajes de negocios, al menos recuerdas si en algún momento has sentido compasión por esa gente que no tienen un pedazo de pan para llevarse a la boca, vivimos ciegos ante esta realidad, gracias a ellos me di cuenta, que llevaba una vida llena de hipocresía, en lugar de gastarme el dinero en ropa costosa, en joyas, en peluquerías, en cremas para las arrugas, que solo inflan más mi vanidad, debería dedicar mi tiempo en ayudar a la gente más necesitada, si todos los ricos de la tierra hicieran lo mismo, esta sociedad sería distinta, con salud y una buena educación no solo en lo profesional, sino también en lo humano, la vida en la tierra estaría llena de paz y de progreso, todos saldríamos ganando, justamente eso es lo que quieren Isabel y Alejandro, esos dos han nacido el uno para el otro y tú te opones a esa relación, por una sola vez en tu vida, reflexiona y pregúntate que es lo mejor para tu hija, dicho esto, él le pidió que se acostara, que era muy tarde y tenía que madrugar, nuevamente eludía la conversación, puesto que sus razonamientos se hallaban enfrascados solo en números, cuentas bancarias y beneficios que podría recibir de su fábrica, no tenía cabeza para nada más.

             Por la mañana, después que Ramón se marchó a su oficina, Inés le comentó a su hija, que hizo todo lo posible para que su papá entrara en razón y aceptara su relación con Alejandro y aceptó madre, preguntó ella, no sé si aceptará, porque mientras hablaba me dio la sensación que me encontraba sola entre las cuatro paredes, tu padre no pronunció nada, ya sabes cómo es él, terco, no quiere escuchar lo que no le conviene, espero que se le ilumine la mente y acepte que te cases con Alejandro, gracias mamá por intentarlo, ahora le llamaré para verme con él en la Fundación.

               A la hora de la cita ambos asistieron al mismo tiempo, eran las diez y treinta de la mañana, los niños saltaban de alegría, levantaban los brazos para que los cogieran, jugaron un rato y enseguida se pusieron a hacer dibujos, a medio día almorzaron juntos con Alejandro e Isabel, quienes posteriormente se lo pasaron haciendo cuentas, también conversaban con ellos para conocer sus inquietudes y necesidades, al finalizar la tarde, salieron a dar un paseo por la avenida principal, en el parque se sentaron en un banco y recordaron las citas que tuvieron para planificar de la mejor manera la forma de ayudar a los niños de la calle, que ahora se encuentran protegidos gracias a la Fundación, era muy reconfortante para ambos estar nuevamente en ese lugar, ella le comentó sobre la mujer que quería hablarla urgentemente, le pidió que le acompañara, que ella vivía en el pueblo donde fueron víctimas del accidente, él aceptó y además le sugirió que el resto de tiempo lo aprovecharían para visitar a Raquel y su familia, me parece bien dijo ella, tengo ganas de volver a ver a Sofía, no te olvides de venir mañana para que hables con mi papá, tienes que estar temprano, porque él sale de viaje a las diez de la mañana, está bien estaré sin falta a las ocho, luego de acompañarla a su casa, se dirigió a la suya.


Capítulo 46

La magia del planeta que visita Isabel
y el lado oscuro que Alejandro combate


               Una tarde de verano, Alejandro e Isabel paseaban a orillas del mar, él le preguntó de dónde sacaba tanta información para poder ilustrar tan sabiamente sus discursos, ella le contestó, que en el planeta que visita en sus sueños hay maestros muy sabios que le instruyen, además con la supervisión de ellos, puedo tener acceso a los televisores para estudiar la historia de la tierra, estos aparatos son pequeños, tienen la función de interceptar ondas del espacio, las descodifican y como si de una película se tratara captan la memoria de la naturaleza y la proyectan a través del espacio y del tiempo, uno se encuentra dentro de la película, pero; no la puede modificar, estos maestros me dicen que no estoy preparada para manejar esos televisores, podría entrar en sitios que no entendería nada e interpretarlos erróneamente y causarme un mal, como puedes ver, este planeta está mil veces más adelantado que nosotros en la forma de vivir, ni en sueños podríamos alcanzar tal grado de civilización, lo único que estamos logrando es destruirlo y por ende destruirnos a nosotros mismos, si lo visitaras no podrías alcanzar a describir lo maravilloso y la dicha que se siente ahí, no hay manera de definir lo limpio y transparente que es por donde camines, se respira aire puro, las montañas se funden con el cielo, es posible comunicarse con las plantas telepáticamente, crear arte en el espacio, por ejemplo en una pintura atmosférica puedes penetrar y ser parte de ella, los objetos parecen tener vida, hablando en términos religiosos, puedo decir que ese planeta es de ángeles, en cambio, el nuestro es de demonios, si esto se lo digo a una persona normal, corriente, seguro que se molestaría, ya que no aceptaría que se le llame demonio, el ego se siente herido y no está dispuesto a aceptar esos términos, siendo en el fondo de esa naturaleza. Si te digo a ti esto, es porque tú los conoces, cada noche tienes que enfrentarte a ellos, después que me liberes, vendrás conmigo a visitar ese planeta, Alejandro sonriente miró a los ojos de Isabel, sus miradas se fundieron como dos gotas de agua, podían desnudar sus almas y sentir el fuego sagrado del amor, se sentaron sobre una roca y contemplaban al Astro rey en el horizonte, de pronto con el reflejo del sol en el agua vieron emerger pequeñas criaturas de cuerpos etéreos, cristalinos, adquirían distintas formas, jugueteaban entre las olas, saludaban a Alejandro e Isabel para luego desaparecer por arte de magia. Ella le decía que esas criaturas le están reclamando, que se sienten amenazadas por tanta basura que vierte en el mar, él le explicaba, que esas criaturas son los principios inteligentes que dirigen las leyes de la naturaleza, también intervienen en la cristalización de las moléculas de agua y a través de unas diminutas plantas llamadas plancton, liberan oxígeno a la atmósfera, las criaturas que habitan el fondo del océano corren un gran peligro con tanta contaminación, por lo que Nereida me pidió que te liberara  para que volvieras  a ocupar tu trono como reina del mar, ahora me explico decía Isabel, con razón ella intercedió ante el juez de la vida para que no murieras a consecuencia del accidente que tuvimos y me recomendó que te cuidara como a mi propia vida, ¿cómo evitar que las grandes empresas sigan contaminando el ambiente? Le preguntó y él contestó que la gente no comprara nada de lo que ellos producen, así se verían obligados a utilizar los rayos solares y otras fuentes de energía. Una vez más se miraron a los ojos sabían que no debían bajar la guardia, que han de poner al máximo sus esfuerzos y conocimientos al servicio de sus semejantes aun sabiendo que se ganarían muchos enemigos y tendrían que estar preparados para ello.

               Finalizando la tarde regresaron al apartamento, ella se puso con la tarea de responder a los correos que llegaron de la Fundación y de la nueva empresa, del mismo modo, leía los comentarios que la gente escribía en las redes sociales sobre el problema de la crisis, la mayoría le apoyaban y algunas asociaciones le pedían que se reunieran para ahondar más en el tema, por su parte Alejandro preparaba temas y preguntas para las clases de ayudante que impartía en la Universidad, esa noche en otra dimensión dentro su cuerpo astral, trajinaba por la orilla del río dentro del interior de la montaña, observaba cómo el agua a medida que avanzaba cambiaba de color, río abajo era más espesa e incandescente, abriéndose paso entre las rocas, no divisaba a ninguna criatura a su alrededor, sabía que en cualquier momento tendría sorpresas, en cada paso que daba, sentía un aire frío que inundaba su cuerpo, buscaba una salida para continuar ascendiendo la montaña, pero antes tenía que cerciorarse, que ninguna bestia estuviera escondida en algún hueco, después de caminar durante varias horas, encontró un montículo lleno de piedras, al explorar el lugar descubrió una pequeña cueva, se dispuso a entrar, en el instante que iba a dar el primer paso escuchó unos ruidos que venían de adentro, enseguida se escondió detrás las rocas, vio salir a un horripilante animal con apariencia humana y sin ser visto la siguió hasta la orilla del río, cuando se aproximó más, sin darse cuenta pisó una rama seca, al escuchar el ruido la bestia se dio la vuelta y se abalanzó para atacarle, al verse doblegada por la fuerza de su adversario decidió escapar, sin pérdida de tiempo Alejandro empuñó el arco y lanzó la flecha atravesándole el pulmón, esta cayó agonizante al suelo, una vez muerta le prendió fuego, más tarde de entre los residuos cogió la perla de oro y realizó la limpieza para que no quedara rastro alguno.


               Luego prosiguió inspeccionando cada agujero de la cueva para que no quedara bestia alguna, escaló una de las rocas más altas, en la cima había muchos huevos en un nido hecho por ramas secas, le prendió fuego, haciendo su aparición por el aire la progenitora, tenía alas enormes, cola y garras afiladas, al percatarse de su presencia se escondió detrás de las piedras, el animal sofocó el fuego con sus alas y puso a salvo a sus descendientes, él no aguantaba el olor circundante, le provocaba sueño, sabía que si se dormía sería presa fácil, entonces sacó las perlas doradas, las frotó consiguiendo neutralizar tales hondas hipnóticas, de inmediato hizo un plan para atacarla, mientras esta iba por más ramas secas para reconstruir su hábitat, Alejandro frotaba las perlas con la finalidad de convertirlas en huevos idénticos a los del nido, al conseguirlo los cambiaba y estas las arrojaba por el precipicio llegando a romperse al impactar con el suelo, cuando todos los huevos fueron reemplazados y la bestia se sentó encima de estos, al poco tiempo por acción del calor, desencadenaron una fuerte descarga eléctrica dejándola calcinada, Alejandro recogió las perlas doradas incluyendo las del animal, bajó de las rocas y prendió fuego al montón de ramas secas donde cayeron los huevos, buscó más criaturas animalescas, tenía que exterminarlas por completo y continuar el camino ascendente de la montaña.    



Capítulo 67
Debate sobre antropología



               Darío a través de la universidad donde trabajaba, junto con Alejandro reunieron a un grupo de profesionales e investigadores en materia de antropología, para debatir temas relacionados con el origen del hombre, destacaban dos corrientes de pensamientos bien definidos, por un lado de la mesa se sentaron los materialistas y enfrente los espiritualistas, los primeros afirmaban que todo lo existente viene de la materia, basándose en la teoría de la selección de las especies de Darwin, el monerón atómico de Haeckel, la dialéctica de la materia de Mark y otras teorías más, los segundos se fundamentaban en el espíritu del que hablan las religiones, que el hombre fue creado por Dios, después de dos horas de intensas discusiones ninguno de ambos grupos daba su mano a torcer, los unos aseguraban tener la razón y los otros decían que no, que ellos poseían la razón, Darío tuvo que poner orden y preguntó a Alejandro que opinaba de este debate, él esperó que se tranquilizaran y comenzó diciendo que ambos bandos tenían razón, pero solamente en parte, pongamos un ejemplo: el pie derecho es el espíritu y el izquierdo es la materia, todos ustedes se encuentran desplazándose con uno solo, es decir están cojeando, tienen que tener bien puestos ambos pies en perfecto equilibrio si quieren caminar correctamente.

               Dirigiéndose al bando de los materialistas les decía que estaban muy atrasados en materia de ciencia, ya Einstein con la relatividad, luego la física cuántica con la teoría de las cuerdas y la unificación de ambas, nos explican que esta dimensión en la que vivimos no es todo, sino que hay otras paralelas que se penetran y compenetran sin confundirse, por ejemplo, en una madera húmeda, se encuentran en un solo espacio la materia sólida que es la madera, el agua como líquido y dentro el líquido podría ocupar algún elemento gaseoso, para ir más lejos, desde hace tiempo, los científicos rusos han conseguido fotografiar la cuarta dimensión que tiene la función de vitalizar los organismos vivientes y dirigiéndose a los espiritualistas les dice que: la materia se convierte en energía y la energía en materia, es decir, que si bien el espíritu es energía, necesita de la materia para manifestarse, los científicos han creado células artificiales, pero jamás lograrán que estas tengan vida, nos asombramos de gran manera con las máquinas que han inventado, pero jamás podrán crear una semilla que germine y nazca una planta, jamás encontrarán la fuente de la vida en la materia tal como la conocemos en esta tercera dimensión, nunca se ha demostrado ni se demostrará aquello del monerón atómico de Haeckel que la vida se originó de algún elemento  protoplasmático  en el fondo del mar, inútilmente siguen buscando el origen del hombre en esta raza remontándose a la época de las cavernas diciendo que estos habitantes primitivos descienden del mono, desconociendo totalmente que nosotros somos una especie que ha degenerado de una raza primigenia que eran auténticos  hombres,  con sus  facultades  totalmente desarrolladas, como la clarividencia, la telepatía, la intuición, el sentido espacial que les permitía ver el ultra de todas las cosas, si querían estudiar o investigar algún fenómeno o acontecimiento, no necesitaban de bibliotecas, ni aparatos de ninguna clase, accedían a las memorias de la naturaleza o a las dimensiones superiores donde están los orígenes de todo lo que existe en el universo, no hay nada oculto para ellos, en cambio, nosotros con nuestros sentidos incipientes y la conciencia dormida, tenemos la osadía de pretender que lo sabemos todo, deberíamos reflexionar en aquellas palabras que mencionó Sócrates “Solo sé que no sé nada”, reconocer que se daba cuenta de que no sabía nada, le hacía más sabio que a los demás, en cuanto a los espiritualistas, veo que también son muchos, únicamente puedo decirles que no se conformen con solo creer en la existencia de un ser superior, “Dioses hay Dios” escribió Victor Hugo, si quieren conocer la verdadera realidad, es necesario que despierten conciencia y solo es posible eliminando el ego, este proyecta sus sueños que son sus deseos, ambiciones, temores, pensamientos, es decir, si terminamos con esos elementos inhumanos que llevamos dentro, nuestros valores espirituales despertarán y sabremos por experiencia propia la realidad de los hechos y así no tendremos la necesidad de discutir de teorías que solo nos confunden haciéndonos ver la realidad distorsionada. Para terminar, puedo decirles; que nadie es más que nadie, todos provenimos de una misma fuente que es el Espíritu Universal de Vida, nuestra verdadera identidad es de naturaleza divina, venimos de las estrellas, por circunstancias de la vida, en un pasado remoto la naturaleza psíquica que poseemos ha sido contaminada por el ego, desde entonces nos hemos degenerado hasta el estado lamentable en el que nos encontramos, siendo
este el origen de las desdichas y penurias que tenemos que soportar. Alejandro después de un breve silencio veía en los rostros de los asistentes distintas expresiones; se daba cuenta, que de alguna manera les había dado una lección y les invitaba a reflexionar.

               Uno de ellos le preguntó que él no conocía a nadie que tuviera tales facultades despiertas, Alejandro le respondió diciendo que a través de la historia se han relatado miles y miles de casos sobre fenómenos paranormales, ya los científicos médicos están utilizando la hipnosis para hacer curaciones, los parasicólogos a través de la regresión han logrado que sus pacientes recuerden sus vidas pasadas, también han fotografiado a difuntos que se han materializado, mi madre me contaba que siendo niña, veía en el río de su pueblo hombres pequeños, cuando ella llegaba, ellos se marchaban y según las descripciones se trataba de los gnomos, además las personas que tienen tales facultades que son muy pocos, no andan diciendo que los tienen, tampoco hacen demostraciones, saben que serían calificados de locos o brujos, en cambio, aquel que va haciendo gala de tener poderes, es solo un charlatán que con ciertos trucos que conoce quiere engañar al incauto para que este suelte unas monedas a su favor, nada en la vida se nos da regalado, hay que conseguirlo con nuestro trabajo realizando esfuerzos voluntarios y conscientes, es así cómo debemos crecer como personas con humanidad, siendo la humildad su virtud, otro le preguntaba, según lo que acabo de escuchar, entonces no es cierto que quién creyese en Jesús será salvado, puesto que él murió por nosotros en la cruz, así es, afirmó Alejandro, el gran error del catolicismo, es haber convertido las enseñanzas de Jesús en dogma, con solo creer nadie se transforma, seguimos cargando el ego y con ego no se puede entrar al cielo porque lo contamina, sin embargo, a la gente le es fácil aceptar este dogma, con solo creer, que fácil sería ingresar a este reino sin hacer ningún tipo de esfuerzo, con solo soplar botellas no aparecen las margaritas, los venados ni nada que se les parezca. Qué nos puedes decir del desplazamiento de los continentes a través de los años, preguntaba uno de los asistentes, Alejandro se apresuró a responder: Tal desplazamiento no existe, esto de la Pangea o supercontinente es solo una teoría más. Una raza, no estoy hablando del color de la piel como la blanca, negra o amarilla, sino de todos ellos en conjunto que han habitado este planeta en un determinado tiempo, si se degenera, inevitablemente será destruía por terremotos, cataclismos y otros fenómenos, la próxima raza la formarán un grupo selecto de personas que tienen o han despertado conciencia.

               Desde las milenarias culturas de Egipto, Grecia, Babilonia, Persia, México por nombrar algunas, el hombre ha tratado de saber sobre la esencia de las cosas, así la preocupación de los filósofos presocráticos fue averiguar cuál era el principio material último de todo lo existente,  unos decían que era el agua, otros, el aire, había quiénes defendían que era el fuego, también se decía que todas las cosas provenían de una sustancia eterna, completamente indeterminada, en contraposición a estos enunciados más tarde aparecieron las corrientes filosóficas como el existencialismo, el racionalismo, el positivismo, el materialismo, el dogmatismo, el anarquismo, etc., etc. ante tantas teorías, conceptos, el hombre de hoy está cada vez más confundido, más desorientado, no sabe qué camino tomar, nuestra mente es muy frágil, pueden manipularlo, programarlo, manejarlo con falsas propagandas y hacer que nos comportemos de una determinada manera, manteniéndonos en la más completa ignorancia,
la realidad que conocemos no es la verdadera realidad porque lo que vemos, tocamos, olemos son simples sensaciones sensoriales que son interpretadas de acuerdo con la información que hemos acumulado y nadie nos garantiza de cuánto de verdad y falsedad hay en ellas, solo despertando conciencia podremos ver todas las cosas como son, no como nos parece que fueran y lo que no experimentamos en carne propia, solo serán teorías y a le gente le gusta fantasear con ellas y crean otras sin ninguna base sólida que van tejiéndose en forma de telaraña. En esta parte de la disertación, Darío notó en los rostros de los participantes el cansancio de varias horas sentados en torno de la mesa y les propuso que la conferencia continuara al día siguiente, quienes aceptaron encantados de volver por el interés que Alejandro había despertado en ellos.


CONTENIDO

Prólogo
Quién es el autor y cómo está escrita la obra
Cap. 1 Nacimiento de Isabel
Cap. 2 Primer encuentro de Alejandro e Isabel
Cap. 3 Nereida encomienda a Alejandro rescatar a Isabel
Cap. 4 Primer combate de Alejandro
Cap. 5 Una gran misión
Cap. 6 El planeta que sueña Isabel
Cap. 7 Nuestra verdadera naturaleza
Cap. 8 Hipnosis colectica
Cap. 9 Cárcel psicológica
Cap. 10 Niños de la calle
Cap. 11 Alejandro manifiesta su a mor a Isabel
Cap. 12 Accidente ferroviario
Cap. 13 Los jueces de la vida
Cap. 14 El regreso a la vida
Cap. 15 Alejandro sale del hospital
Cap. 16 Fiesta de despedida
Cap. 17 Isabel viaja a la capital
Cap. 18 Vivencias metafísicas
Cap. 19 Alejandro e Isabel en la capital
Cap. 20 Momentos mágicos a orillas del mar
Cap. 21 Isabel e Inés viajan a Miami
Cap. 22 Compromiso de boda
Cap. 23 Alberto arriesga su vida por Isabel
Cap. 24 Alejandro recibe instrucciones para
ascender a la montaña
Cap. 25 A Isabel quieren revelarle un secreto
Cap. 26 Dejen que escriba mi historia con mi
propia sangre
Cap. 27 Muere Sara, la matrona que atendió a
Raquel cuando nació Isabel
Cap. 28 Isabel se entera que fue adoptada
Cap. 29 La naturaleza es de todos
Cap. 30 La boda de Alejandro con Isabel
Cap. 31 Alejandro comienza el ascenso a la Montaña
Cap. 32 Isabel se destaca como oradora y Alejandro
da muerte a la primera bestia
Cap. 33 Primeras noticias de la crisis financiera, Alejandro
da muerte a las otras tres bestias
Cap. 34 Alejandro e Isabel se cuentas las experiencias
de sus sueños
Cap. 35 Isabel propone crear una nueva sociedad para
salir de esta crisis financiera
Cap. 36 Informe de bienes para crear la nueva sociedad
Cap. 37 Alejandro combate con las bestias en el segundo
nivel de la montaña
Cap. 38 Ana víctima de malos tratos y reflexiones para
una sociedad más justa y humana
Cap. 39 Origen de la vida, Ana pierde a su bebé
Cap. 40 Privatización de las Universidades públicas, La
ignorancia es el peor enemigo del hombre
Cap.41 Dando forma a los reglamentos que regularán el
buen funcionamiento de la nueva sociedad
Cap. 42 Alejandro e Isabel participan en las nuevas tareas
de la nueva empresa
Cap. 43 Isabel propone crear un partido de tipo humanista
Cap. 44 Isabel con sus discursos llama la atención de
todo el mundo
Cap 45 Conspiración contra la humanidad
Cap. 46 La magia del planeta que visita Isabel y el lado
oscuro que Alejandro combate
Cap. 47 El impago de las hipotecas y el arresto ilegal de
Alejandro
Cap. 48 Primeros logros de la nueva sociedad, Alejandro
comienza su trabajo en el tercer nivel de la montaña
Cap. 49 Alejandro se gradúa como médico y combate
con bestias que adoptan apariencia humana
Cap. 50 La nueva sociedad se hace más fuerte y estable
Cap. 51 Fiesta a orillas del mar, Ana se divorcia de Rubén
Cap. 52 El cambio solo es posible con la autocrítica,
Isabel se gradúa como abogada
Cap. 53 Alejandro sube al cuarto nivel de la montaña, Isabel,
Margarita y Alejandro se establecen en el Pueblo
Cap. 54 Ramón sufre un ataque cardiaco, nace el hijo de
Alejandro e Isabel
Cap. 55 Isabel gobierna su pueblo. Descubren
conspiración contra Isabel
Cap. 56 Alejandro libera a Isabel y es proclamada
reina del mar
Cap. 57 Nuevo amanecer
Cap. 58 El pequeño Alejandro es llevado ante
la reina del mar
Cap. 59 Construyendo la ciudad y medio ambiente
Cap. 60 Gran manifiesto del Movimiento de Cultura Ecológica
Pag 61 Isabel comienza su nuevo trabajo
Cap. 62 El origen del hombre
Cap. 63 Los elementales de la Naturaleza
Cap. 64 Hechicera de la tribu zulú
Cap. 65 Alejandro es atacado por una bruja
Cap. 66 Alejandro, Isabel y Miguel se establecen en la capital
Federal de México
Cap. 67 Debate sobre antropología
Cap. 68 Conócete a tí mismo
Cap. 69 Grandes culturas del pasado
Cap. 70 Alejandro e Isabel regresan a su pueblo
Cap. 71 La tercera guerra mundial
Cap. 72 Mensaje para la humanidad


Puntos de venta


Librería del Centro de Arte Moderno
Calle Galileo 52, CP28015
Madrid, España


Librería Iberoamericana
Calle Huertas, 40 CP28014
Madrid, España



Sitios dónde leer el libro

Biblioteca de la facultad de Historia y filosofía
Universidad Complutense de Madrid

Biblioteca de la facultad de Ciencias de la comunicación
Universidad Complutense de Madrid

Biblioteca La infinito, Café, Libros y Arte
Calle Tres peces No. 22. Lavapiés
CP28012 Madrid


Biblioteca de Lens-escuela de artes visuales
Ronda de Toledo 16, Espacio 308-310
28005 Madrid

Biblioteca Municipal de Ciempozuelos
C/ Colegiata, 3
28350 Ciempozuelos, Madrid

Biblioteca Municipal de Móstoles
C/Canarias No. 10
28934 Móstoles, Madrid



Biblioteca de "La ciudad invisible"
C/Costanilla de los Ángeles, 7
CP 28013 Madrid







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